miércoles, 4 de junio de 2008

La copa se va ... a Hockeytown!

El año pasado la costa sur de California les festejaba a los Anaheim Ducks luego de obtener su primera Stanley Cup en la historia de la franquicia, pero como el tiempo es inexorable, éste ha transcurrido ya y de que manera, al grado que en la National Hockey League ya hay un nuevo monarca: los Detroit Red Wings.

El equipo oriundo de la también conocida como "HOCKEYTOWN" (Villa o ciudad del hockey, debido en gran parte por la pasión que año con año hay hacia los "Alas Rojas") ha sumado esta noche del 4 de junio su diana número 11 en la NHL, los títulos más recientes han sido los siguientes: un bicampeonato en 1997 y 1998 y una copa en 2002.

De este modo la escuadra se sitúa a dos del segundo lugar de todos los tiempos, los Toronto Maple Leafs (que por cierto llevan ya una sequía de 41 años sin tocar la Stanley Cup).

Por si fuera poco, los de Michigan, que a pesar de perder el juego 5 de la serie por el título en un triple tiempo suplementario por score de 4 goles a 3 en contra de los Pittsburgh Penguins, se coronaron no solo como el mejor equipo de la división central o de la conferencia oeste, sino de la NHL en general con la Stanley Cup, eso sin mencionar que también consiguieron la Copa de Presidentes (que se le otorga al equipo con el mejor overal o rendimiento durante la temporada).

Cabe destacar que Henrik Zetteberg (cento de los alas rojas) recibió el Trofeo Conn Smythe, dicho galardón se le otorga al jugador más valioso en la serie por el campeonato.


El duelo de esta noche en la Mellon Arena de la ciudad de Pittsburgh indicaba interés, tensión agonía por parte de los (también conocidos como) "Pens" que se encontraban contra las cuerdas a pesar de conseguir una victoria en casa y llevarse una más ante su gente.


Por otra parte los pupilos de Mike Babcock salieron con la firme mentalidad de llevarse de una vez la preciada y preciosa copa de plata que tiene un peso total de 16 kilos, así también con la idea de obtener el puck a toda costa sin importar lo que pase y retenerlo el mayor tiempo posible, este es el signo que caracteriza al estilo de juego del ya mencionado entrenador.

Los goles anotados por parte de los colorados, vinieron de los bastones de Brian Rafalsky, Valtteri Filppula y del galardonado Zetteberg, mientras que por los Pens descontaron Evgeni Malkin y el veterano Sergei Gonchar, cuya anotación en powerplay al 18:33 del tercer periodo acercaba a los locales a un solo gol, luego de este instante se vino una verdadera batalla de perros hasta la chicharra final, con los Wings sacando de la línea el puck y así matar un asedio prometedor por parte del volante Marian Hossa, todo esto en el último segundo.

El gol de la quiniela vino de las manos del tal Rafalsky y de manera tempranera, luego de tener una ventaja numérica, a los 5:03 del primer tercio se inauguraba el marcador. La ventaja se dio gracias a que Darryl Sydor fue castigado por una interferencia sobre Kirk Maltby. En la jugada del gol participaron con asistencia Zetteberg, el ruso Pavel Daytsuk y el sueco Tomas Holmstorm

Los de Pittsburgh tenían las buenas intenciones de remontar en el marcador, pero las malas desiciones al momento de salir al ataque, el desorden al despejar, así como sus flaquezas al frente de batalla imposibilitaron la idea de poner tablas en el marcador.

Otro de los factores del triunfo de esta noche (al igual que los del juego 4) fueron los equipos especiales de defensa del Detroit. Al trabajar de modo eficiente en dos ocasiones durante los periodos de castigo, defendiendo a capa y espada los espacios, cerrando los mismos y sin lugar a menospreciar la gran actuación del cancerbero de los Wings, Chris Osgood que ayudó a mantener la meta intacta en dichas instancias.

De los momentos dramáticos en el partido (para los de Pittsburgh), fue sin lugar a dudas cuando el jugador estrella, Sidney Crosby, heredero de las glorias del gran Mario Lemieux, (ícono y dueño de la franquicia de los Penguins) fue impactado contra las bardas en el segundo periodo luego del brutal check a manos de Brad Stuart. Para suerte de los pingüinos, su "salvador" se salvó y regresó al hielo como si nada y con su propio pie.

Por si la fortuna de los locales no fuese suficiente, la luz que nunca se apaga seguía iluminada, el rayito de esperanza se hacía más que evidente al minuto 15:36 de la segunda parte con la anotación en jugada de poder a manos de Evgeni Malkins.

El jugador de los Pens soltó un disparo potente, con odio, y la fuerza similar a la de un bazooka, con una furia tremenda que ni Dios mismo hubiera atrapado, de este modo vencía al cancerbero Osgood y se rompía el cero en el marcador de los locales. 1-1 y los ánimos regresaban a las atiborradas galerías pintadas en blanco de la Mellon Arena.

Pero lo bueno no termina ahí. Filppula a los 8:07 del segundo periodo silenciaría el graderío de nueva cuenta, con el 2-1 en favor de Detroit, luego de perforar al portero Marc André Fleury, que no supo despejar un rebote en el área, dicho rebote quedó en los patines del atacante y Filppula sin piedad dispara para de ese modo tomar de nuevo las riendas del encuentro.

Y por si fuera poco, los de la Ciudad Motor callaron gargantas nuevamente a los 7:36 del último periodo, con el 3-1 a manos de Henrik Zetteberg. En la zona defensiva de Pittsburgh, el centro soltó un disparo de muñeca desde el círculo de enfrentamiento izquierdo, con el tal Gonchar respirando en su nuca, el puck pasó y semi perforó al portero Fleury, que acabó arrodillado y parcialmente vencido. Aparentemente había capturado el puck, la realidad era distinta.

Al momento de querer domar el disco, éste seguía con cierto impulso y se fue de las manos al cancerbero de los pingüinos, que inmediatamente se dió cuenta del hecho y por desesperación suya lo empujó hacia la red, segundos después el árbitro Marc Joannette que se hallaba atrás de la portería oficializó la entrada del negrito en la red.

Luego de esta anotación, Detroit se hizo al asedio de la arquería rival, tratando de hacer los huecos que no pudo hacer el lunes pasado luego de la derrota en el tercer tiempo extra, la diferencia aquí es que los visitantes contaban con más energía y ganas que en aquel partido y llegó un momento en que los tiros a gol llegaron a estar 12 a 1 en favor de los rojos, para de este modo ganar en lo anímico y comerse de paso algunos minutos que a la postre serían el acabose para los de negro y dorado.

Vino la cuenta regresiva, los fanáticos rojos que habían hecho el viaje hasta Pittsburgh contaban en retroceso como si fuera noche de año nuevo. "Three, two, one... yeah!" La comedia è finita! Detroit se proclamaba como nuevo campeón y la algarabía de jugadores, cuerpo técnico y dueños del equipo no se hizo esperar.

De este modo, "la ciudad motor" no duerme hoy, estará ocupada festejando la victoria de su escuadra consentida toda la noche, el blanco y el rojo mancharán las calles del downtown de la villa del hockey, que para octubre estrenará y defenderá su título contra quien se le ponga enfrente, por mi parte no queda más que felicitar a los nuevos campeones de la Stanley Cup.

¡Salve al nuevo Rey: los Detroit Red Wings! Campeones de la NHL temporada 2007-08.


Fuente: NHL. com
Imagen: AFP